La entrevista de la ministra de Producción, Comercio e Industria, Nadia Ricci, en Club Minero abrió un frente de conflicto con repercusiones directas en el sector. Allí, la funcionaria advirtió que “durante muchísimos años en Santa Cruz hubo una cámara que lamentablemente fue utilizada políticamente” y agregó que en ese período “funcionarios dirigían esas cámaras, estaban de los dos lados del mostrador y se enriquecieron gracias a la actividad”.
Las declaraciones apuntaban a cuestionar la legitimidad de una organización del sector, y tuvieron rápida respuesta. La Comisión de Proveedores Mineros de Santa Cruz (CAPROMISA) emitió un comunicado donde rechazó “categóricamente” las afirmaciones y reivindicó sus 15 años de trayectoria como entidad independiente, dedicada a fortalecer a las Pymes santacruceñas y promover el Compre Local.
En su réplica, CAPROMISA sostuvo que los dichos de la ministra “no son inocentes” y estarían relacionados con intereses familiares: recordaron que el esposo de Ricci intentó acceder a cargos internos de la entidad y no logró apoyo de los socios. Desde la cámara interpretan que esa situación derivó en un ataque público con el objetivo de debilitar a la institución y abrir paso a otras organizaciones más afines al gobierno provincial.
El trasfondo
El esposo de la ministra mantiene una trayectoria activa dentro del ecosistema de proveedores mineros de Santa Cruz. Según documentos oficiales, figura inscripto como contribuyente en la AFIP y en 2021 constituyó una sociedad de responsabilidad limitada en la provincia, con domicilio en Perito Moreno y objeto comercial vinculado a la provisión industrial. Además, su nombre aparece en actas y notas de prensa relacionadas con encuentros provinciales de minería y proveedores, y ha sido mencionado en coberturas locales como representante comercial en iniciativas del sector.
Esta participación en la trama empresarial es lo que CAPROMISA considera central para entender el tenor de las críticas de Ricci. En palabras de la cámara, “los ataques buscan deslegitimar a quienes no responden a intereses del entorno ministerial y reemplazar voces independientes por espacios más alineados”.
El escenario
El cruce entre Ricci y CAPROMISA deja en evidencia las tensiones internas que atraviesa el entramado productivo de Santa Cruz. Por un lado, la provincia avanza con planes de diversificación, con el uranio como apuesta estratégica y con reclamos por un RIGI extendido que incluya a las minas en operación. Por otro, el gobierno debe gestionar la relación con las Pymes y proveedores locales, cuyo papel es central para garantizar empleo y desarrollo territorial.
En este contexto, la aparición de intereses familiares como factor de disputa agrega complejidad. La línea entre lo institucional y lo personal queda difusa, y el conflicto amenaza con escalar en un momento en que la provincia busca atraer inversiones y sostener consensos en torno a su principal motor económico.