En un mundo cada vez más complejo y competitivo, los ejecutivos y profesionales en posiciones de liderazgo se enfrentan constantemente a situaciones de alta conflictividad, pudiendo arriesgar los resultados de negocios, la sostenibilidad de la operación y la licencia social. Es allí donde el Coaching Ejecutivo cobra un enorme valor y relevancia; facilitando al coachee un espacio de conversación y aprendizaje consciente para el desarrollo de nuevas distinciones y competencias en Gestión Estratégica de Conflictos.
El conflicto erróneamente gestionado repercute en la salud y bienestar del líder, el equipo y el negocio; alejándolo de los resultados proyectados y desviando el foco de atención en lo verdaderamente importante.
Para ello, quisiera exponer mi mirada en base a mi experiencia y criterio profesional desarrollado durante mis 15 años en la industria minera.
Consideraciones generales de conflicto:
Tenemos un conflicto cuando nos quedamos con necesidades insatisfechas y atribuimos esta insatisfacción al comportamiento del otro.
Se manifiesta a través de una brecha existente de desempeño, es decir, cuando quiero ir del punto A al punto B, y encuentro obstáculos en el camino que me impiden llegar en condiciones deseadas.
Gran parte de los conflictos se reducen a un enfrentamiento entre quienes están interesados en la permanencia de una situación y aquellos que quieren que cambie.
No tienes la opción de evitar los conflictos, solo puedes elegir cómo responder ante ellos que inevitablemente experimentarás. Una situación se torna difícil cuando no sabemos cómo responder.
¿Qué ponemos en juego en un conflicto?
- Niveles de poder y autoridad.
- Influencia y visibilidad.
- Prestigio, honor y trayectoria.
- Idoneidad y expertise técnico.
- Intereses y posiciones.
- Juicios y percepciones.
- Estabilidad y oportunidades de futuro.
- Valores personales e institucionales.
El conflicto puede tener un impacto significativo en nuestro liderazgo, repercutiendo en el cumplimiento de los resultados de negocios y afectando nuestra capacidad de entendimiento y vinculación productiva. Además, nos desenfoca de nuestras prioridades, menoscaba la capacidad de coordinar acciones y deteriora la relación con otros. Esta situación también viraliza estados de ánimo de resentimiento y desconfianza, lo que a su vez afecta al bienestar personal y organizacional.
Para que surja un conflicto, es necesario que existan ciertas condiciones, tales como diferencias de opinión, escasez de recursos y un desbalance de niveles de autoridad. Estas situaciones crean un entorno propicio para el surgimiento de fricciones y malentendidos.
Existen varios tipos de conflictos en los que podemos incurrir. Los conflictos de relación surgen de problemas interpersonales y emociones negativas. Los conflictos de información se deben a la falta de datos o malentendidos. Los conflictos de recursos se originan por la competencia por recursos limitados. Los conflictos de intereses ocurren cuando las metas de las partes involucradas se contraponen, y los conflictos de valores se basan en diferencias en principios o creencias fundamentales.
Las señales observadas más frecuentemente que indican la presencia de conflictos incluyen una merma en la producción y en las horas hombre, retrasos, fallas o pérdidas en los procesos, un incremento no programado de los costos, una rotación de personal por causas no planificadas, un aumento en las medidas disciplinarias, así como incidentes y eventos no deseados. Estos indicadores son síntomas claros de que el conflicto está afectando la organización de manera desfavorable.
Cabe preguntarnos:
En primer lugar, si el conflicto:
- ¿Afecta mis resultados de negocios?
- ¿Deteriora la relación con mis socios estratégicos?
Segundo; la relación:
- ¿Me importa?
- ¿Es valiosa para mí?
- ¿Está siendo rentable y contributiva a mis resultados?
Tercero, posibilidades:
- ¿Qué se requiere de mí para destrabar el conflicto?
- ¿Qué acciones llevaré a cabo?
- ¿Qué resultados quiero obtener?
- ¿A que me comprometo?
Para liderar eficientemente los conflictos, es crucial separar a las personas del problema, enfocarse en los intereses en lugar de las posiciones, generar una variedad de opciones antes de tomar acción e insistir en que los resultados se basen en criterios objetivos.
Para ello, facilito al coachee una instancia de conversación consciente para explorar sus intereses, expectativas y posibilidades, invitándolo a preguntarse: ¿Qué es lo que verdaderamente deseo obtener? ¿Qué creencias y percepciones están en juego? ¿Cuáles son mis responsabilidades en el asunto? ¿Qué soluciones estoy ofreciendo? ¿Qué impacto quiero lograr?
Prevención del conflicto:
Es la acción o medida responsable y consciente que dispone el líder para anticiparse a los acontecimientos no deseados a fin de evitarlos o mitigar el daño. La importancia del Coaching Ejecutivo deviene en facilitar al coachee a que explore en acciones y medidas tendientes a prevenir conflictos y generar en el cliente, con impacto contributivo en el equipo y el negocio, una vida saludable y de bienestar.
¿Qué implica la prevención del conflicto?
- Interiorizarse e involucrarse en los intereses de mi equipo de trabajo y socios estratégicos del negocio.
- Responsabilizarse por los resultados obtenidos y ponerse en actitud colaborativa y comprometida para la solución del conflicto.
- Despersonalizar el conflicto y evitar acorralar a la contraparte; que nuestros juicios no enceguezcan nuestra apertura.
- Piense antes de actuar; analice, planifique, evalúe riesgos y genere alternativas para beneficio mutuo.
- Insista en criterios objetivos para legitimar posición y toma de decisiones asertivas; basado en datos medibles y constatables.
- Visibilizar futuro compartido.
Conclusión general:
La Gestión Estratégica de Conflictos busca alcanzar un acuerdo beneficioso para todas las partes involucradas y no una victoria total. Los actores involucrados deben sentir y percibir que han ganado algo, sin menoscabar o conducirse en detrimento de los intereses de su socio estratégico.
Es indispensable hacer consciente el impacto del conflicto, no solo afecta a los actores involucrados, sino que repercute en los resultados del negocio y el equipo. La confianza mutua, entendida como la combinación armoniosa y confluente de resultados, integridad y expertise técnico, es condición ineludible para la resolución de conflictos.
El desafío comienza en ver a su contraparte u oponente no como tal, sino como un socio estratégico del negocio con intereses y expectativas propias, conduciéndonos a una instancia superadora de entendimiento y vinculación productiva.
Es necesario comprender que el conflicto se aborda desde una mirada integral contemplando las tres dimensiones; LÍDER, EQUIPO y NEGOCIO.
Te invito ar a visitar mi pagina web y conocer acerca de mis servicios.