Una oferta que evoluciona
Lavadero La Gringa, siempre atento a las cambiantes necesidades del mercado, continúa ampliando y diversificando su propuesta para ofrecer un servicio integral y de calidad. A principios de este año, en su constante búsqueda de crecimiento, el lavadero incorporó una línea de productos de blancos, como toallas, toallones, cubrecamas, sábanas y otros artículos textiles. Esta incorporación consolidó a La Gringa como un proveedor integral tanto para el hogar como para la industria, fortaleciendo su presencia en ambos sectores.
Según Norma, propietaria de Lavadero La Gringa, esta idea rondaba en su mente y la de Ricardo desde hace aproximadamente tres años, aunque sus compromisos laborales retrasaron el proyecto: «A principio de enero dijimos, bueno, vamos a arrancar, vamos a ver qué pasa». La propuesta fue recibida con entusiasmo, especialmente en lo que respecta a los aromas para ropa, humificadores y sahumerios. «Todo lo que tiene que ver con aromas sale muchísimo», asegura Norma. Los productos no solo atraen a quienes buscan algo especial para su hogar, sino también a aquellos que buscan regalos para seres queridos.
Más opciones para los clientes
Además de los artículos de blancos, la oferta de La Gringa ahora incluye aromas textiles y sahumerios, productos que complementan su propuesta con un enfoque en el bienestar y confort de sus clientes. Norma destaca que, entre los productos más vendidos, se encuentran toallas de 550 a 600 gramos y sábanas de alta calidad, con un mínimo de 200 hilos y modelos de hasta 500 hilos de algodón egipcio. «No nos quedamos con lo común del mercado, sino que apostamos a productos de calidad que gusten a la gente», agrega. Esta diversificación, que responde a las necesidades de un mercado en constante cambio, busca mejorar la experiencia del cliente y fortalecer el vínculo con la comunidad que ha apoyado a Lavadero La Gringa en su crecimiento.
Valores familiares y compromiso con la comunidad
Como detallamos en la nota anterior, Para Norma, este emprendimiento no es solo un negocio; es un proyecto familiar que comparte con su esposo Ricardo, sus hijos y empleados, quienes integran esta gran familia laboral. La esencia comercial, explica Norma, proviene de sus padres, quienes también fueron emprendedores en Puerto Deseado. Su madre, a los 72 años, aún mantiene su mercería, lo que la ha inspirado a seguir adelante: «Hay un dicho que dice, lo importante no es llegar, lo importante es mantenerse, y eso hacemos».
Dedicación, innovación y oportunidades
Con cada nueva iniciativa, Lavadero La Gringa reafirma su compromiso con la excelencia y el desarrollo, adaptándose constantemente sin perder sus valores. «Estamos viendo qué otra cosa podemos innovar y meter en el mercado que sea lindo, que a la gente le guste», comenta Norma. Próximamente, planean incorporar acolchados, e incluso están considerando incluir colchones.
Para Lavadero La Gringa, el futuro está lleno de oportunidades y proyectos. Con dedicación e innovación, continúan demostrando que el crecimiento es posible sin perder la esencia que los caracteriza.