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Santa Cruz: La real responsabilidad social empresarial como necesidad urgente

Santa Cruz: La real responsabilidad social empresarial como necesidad urgente

Fuente Imagen EM

La Unión Industrial de Catamarca, a través de su presidente Carlos Muia, ha lanzado una advertencia sobre el impacto de la minería en su provincia. Según Muia, la actividad extractiva ha traído beneficios en términos de empleo, pero ha dejado una deuda importante: la falta de infraestructura y desarrollo duradero en las comunidades locales. Muia enfatiza que el legado de la minería no puede limitarse a donaciones menores, como ambulancias o el auspicio de equipos deportivos, sino que debe traducirse en obras que transformen la realidad regional y que permitan diversificar la economía una vez que las minas cierren.

El crecimiento de la minería en Santa Cruz, al igual que en otras regiones del país, ha traído consigo oportunidades económicas y generación de empleo, pero también una pregunta crítica que necesita una respuesta firme: ¿qué quedará cuando las minas dejen de operar? La respuesta, lamentablemente, parece ser la misma en distintos puntos del país, desde Catamarca hasta la Patagonia: “espejitos de colores”. Es decir, promesas de desarrollo y avances que no se materializan en un cambio estructural para las comunidades locales.

Más de 9.000 familias en Santa Cruz dependen actualmente de la actividad minera. Sin embargo, la falta de una exploración sostenible y planificada anticipa un futuro preocupante, donde el cierre de minas dejará ser un fenómeno aislado para convertirse en una realidad inminente. Este escenario, si no se aborda adecuadamente, podría generar serios problemas sociales en la región, afectando principalmente a aquellas comunidades cuyo sustento está directamente vinculado a la minería.

Los comentarios del empresario Carlos Muia, presidente de la Unión Industrial de Catamarca, en una reciente entrevista, ponen en evidencia una cuestión que atraviesa al país: la minería no puede ser simplemente un negocio extractivo que deja tras de sí un vacío. Muia advierte que el valor añadido a la actividad extractiva es esencial, y que la mera donación de ambulancias o mobiliario para escuelas no es suficiente. Lo que se necesita, dice, es infraestructura tangible que permanezca en las comunidades, como rutas, energías renovables y acceso a energía barata, para permitir la diversificación económica en sectores como el turismo y la industria.

Nuestra realidad local

Este tipo de desarrollo estructural es precisamente lo que necesita Santa Cruz para enfrentar los cierres inminentes de minas. La provincia, rica en recursos, no puede limitarse a observar cómo la riqueza generada por la minería se va sin dejar un legado duradero. Las empresas mineras tienen la responsabilidad social de invertir en el futuro de las comunidades que sostienen su actividad, creando las condiciones necesarias para un desarrollo económico que trascienda la minería.

El compromiso empresarial en Santa Cruz debería centrarse en generar un impacto real y sostenible. No se trata solo de mitigar el daño ambiental o de cumplir con normativas básicas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), sino de garantizar que cuando las minas ya no estén, la comunidad cuente con las herramientas para subsistir y prosperar. Esto implica dejar una infraestructura robusta, fomentar la capacitación laboral para otros sectores y apostar por nuevos emprendimientos que diversifiquen la economía regional.

Es hora de dejar atrás la era de los «espejitos de colores» y trabajar por un futuro donde las economías regionales puedan sostenerse sin depender exclusivamente de la minería. Las empresas deben asumir un papel activo en la creación de este nuevo panorama. Si no se toman medidas urgentes, los cierres de minas no solo afectarán a miles de familias, sino que también pondrán en jaque la estabilidad social y económica de toda una región.

«Para muestra sobra un botón…»

El reciente cierre de la mina Manantial Espejo, operada por la canadiense Pan American Silver en Gobernador Gregores, pone de relieve la necesidad urgente de un compromiso empresarial más profundo en Santa Cruz. Este yacimiento, que hasta hace poco empleaba a cerca de 200 trabajadores, ha cerrado definitivamente, generando un fuerte impacto social y económico en la región. Durante el anuncio oficial, que contó con la participación de la representante provincial de Minería, Nadia Ricci, y directivos de la empresa, se detallaron los pasos a seguir en el proceso de cierre, incluidos esfuerzos en la capacitación del personal y la gestión económica. Sin embargo, la preocupación persiste, como lo expresó la intendente Carina Bosso, quien subrayó las consecuencias sociales que este cierre traerá para la comunidad.

Este caso refuerza la discusión sobre la necesidad de diversificar la economía local y de asegurar que, cuando las minas cierren, las comunidades no queden desprotegidas. El cierre de Manantial Espejo expone las fragilidades del actual modelo de desarrollo basado exclusivamente en la minería, y subraya la importancia de que las empresas no solo extraigan recursos, sino que inviertan en infraestructura y proyectos que permitan un crecimiento sostenible a largo plazo.

Santa Cruz necesita más que inversiones pasajeras. Necesita un compromiso real, sostenido y estructural por parte de las empresas mineras que operan en la provincia. El desarrollo de infraestructura, la diversificación económica y la creación de empleo genuino deben ser los pilares que guíen la acción empresarial en la región. Solo así se podrá asegurar un futuro más próspero y justo para las comunidades que hoy dependen de la minería, pero que mañana necesitarán nuevas oportunidades.

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Periódico digital
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